De turismo por Bédar(Almería), by Cristóbal Jiménez
Hace algo menos de un año y después de haber disputado un par o tres carreras del circuito de carreras populares almeriense Levante-Los Vélez (ya sabéis de dónde es mi señora), cometí la locura de lesionarme y dejarlo a medias. Por eso, por una cuestión de amor propio, de remordimiento o dicho menos elegantemente, cabezonería y sin poder asegurar nada, estoy firmemente decidido a empezar y terminar el circuito.
Y como suelo hacer últimamente, siempre que me propongo alguna locura de este tipo, acabo pringando a Juan Carlos Córdoba Marín y por añadidura, a la nueva atleta y flamante ganadora de platos, Rocío Soledad López Siles.
Así que más pendiente de que los paisanos pasasen una tarde divertida que de la carrera, me planté a las cuatro
de la tarde en la puerta de su triplex en primera línea de playa (¡qué alguien me diga que miento!). Desde la ventana hasta los gatos de Rocío, nos miraban con los ojos más abiertos de lo normal, pensando, "¿dónde irá esta gente con la que cae? Bueno, buena suerte en todo caso". Bien es cierto que la charla amena en la que me pusieron al día de algunos detalles de la noche anterior, era San Juan, malpensados y hubo concierto y fiesta y....cada uno lo que pudo, el aire acondicionado del coche y la música nos hacían olvidar que el termómetro marcaba 35 grados.
Sin duda, lo mejor de la tarde nos esperaba en Mojácar, donde los paisanos conocían una cafetería donde te ponen unos pasteles gratis por tu consumisión y fue ahí donde empecé a perder la carrera, porque la campeona se zampó un par de pasteles mientras su esposo y yo mismo, dimos cuenta solo de uno. A posteriori, nos dimos cuenta de que nuestro error fue no acabar con el contenido del plato completo. Después de los pasteles, nos fuimos algo tarde hacia lo desconocido. Eso era para nosotros Bédar, en aquel momento poco más que una señal en el mapa. Pronto nos dimos cuenta de que nos adentrábamos en un pueblo minero con fuertes pendientes ascendentes y descendentes, hablamos de pendientes del 20%, con calles muy estrechas y muchas de ellas adoquinadas o empedradas más bien. Buena organización en la entrega de dorsales y en el inicio de la carrera, aunque realmente parecía una gymkana llena de toboganes, de fuertes pendientes, de cambios de sentido, de calles estrechas donde no cabía más de una persona, escaleras, un tramo de tierra completaron la mayor parte de la carrera. El circuito era un matacristianos, de esos que te deja sin aire a cada paso pero con descansillos que te devolvían el aliento para afrontar el siguiente repecho. De nuevo, me vi ejerciendo un papel que no había hecho hasta el domingo, el de convencer a los jueces para que ni se les ocurriese cerrar el control hasta que la campeona y el míster llegasen. La plena predisposición de los jueces restan cualquier mérito a mi intento.
El capítulo de clasificaciones ya lo habéis visto, Rocío campeonando de nuevo y yo mismo haciendo una buena carrera, 12º de la general y 6º de mi categoría. El míster como siempre haciendo de telonero, acompañante, guía y mentor, psicólogo, fotógrafo, animador, atleta entre otros tantos oficios, obtuvo una buenísima última posición.
En resumen, lo mejor de la carrera, el café en Mojácar y lo peor, sin ninguna duda, lo embotado que estoy para hacer la crónica. Espero que la próxima sea algo mejor.
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