La Desértica o tanto nadar para morir en la orilla

       

            Lo sé y trato de aplicármelo a mí mismo. Llevo diez días repitiéndome ideas como: No eres ni el primero ni serás el último al que le suceda, el atletismo es lo más importante entre las cosas que no son importantes, ya habrá más carreras o ahora, a recuperarse bien y vuelta a los entrenos.

            Pero, para qué voy a engañarme. Ninguna de esas ideas mitiga ni siquiera un momento el halo de desilusión y tristeza traspasando los habituales nervios en el estómago de los días previos a la competición.

            Han sido seis meses de entrenamientos duros y constantes, de madrugones para evitar la canícula del verano, de piedras y montañas, de cuidar la comida, de llevar una dieta exigente, hasta llegar a perder unos seis o siete kilos, de entrenar en los meses de verano y de superar varias semanas y con creces los 100 km, con doblajes etc,etc. Y han sido seis meses que se han ido al garete en las dos últimas semanas, como casi siempre ocurre, por culpa de una lesión. Lo de menos, es el cómo o el por qué, ahora mismo no es momento de analizar causas, sino de recomponerse, poner buena cara y cómo no, volver a engañarme otra vez con las frases aludidas al principio de la crónica.

            Hoy, mientras recogía la bolsa del corredor, y volvía a casa, pensaba en todos esos compañeros con los que he entrenado todo este tiempo, con los que comparto grupo de wasap, con los que intercambio penas y alegrías por tierras almerienses y si la envidia puede ser sana, de esa misma, póngame usted un par de kilos.

            Así que, no habrá fotos que mostrar, ni crónica que compartir, ni hazaña que referir. No obstante, sí quería dejar esta mínima reseña para que seamos conscientes de que debemos disfrutar de cualquier carrera que disputamos.

            Algo en positivo saco de esta lesión, y es que no he empezado todavía la recuperación propiamente dicha y ya estoy como alma que lleva el diablo tratando de tachar días en el calendario y buscando cuando podré volver a ponerme las zapatillas. Y justo cuando recogía con tristeza y hasta abatimiento el dorsal, apareció la clasificación del Correcaminos de mi club. A veces, las cosas no suceden por casualidad....


            Un saludo y gracias!

Por Cristóbal Jiménez

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