MEDIA MARATÓN CÓRDOBA-ALMODÓVAR 2019

Un año más nuestro Club “Amo Allá” ha cumplido la cita de septiembre con la participación de diez atletas en la XXXI

V Media Maratón de Córdoba-Almodóvar.

La mañana se presentó fresca a la hora de la salida, pese a la previsión de altas temperaturas anunciadas para la jornada, siendo un acierto el adelanto de la hora de Salida a las 9:00h.

En los alrededores del arco de salida, saludos, nervios, reencuentros, sonrisas y bromas, y muchas ganas de afrontar el reto: para unas personas mejorar los tiempos, otras finalizar la prueba, quizá otras, cambiar la tirada larga del domingo por un buen rato en compañía, pero todas, la vista puesta en el Castillo de Almodóvar. Es conocida ya la frase “El castillo lo ves desde la salida y parece que nunca llegas”, ...los hay que esto los desmotiva, pero a quienes gusta la prueba es el aliciente de ver como se definen las formas y se marcan los detalles a medida que avanzas “¡venga, ya estamos aquí!”.

Junto a la mesa de recogida de dorsales, los clásicos: Pepe García, José Luis Almeda, Javier Recio y nuevos como Sergio Prieto; pudimos recogerlos todos juntos más o menos. Echamos de menos a nuestros compañeros Paco Cordón, Jerónimo, Paco Toscano, que por lesiones o asuntos personales no pudieron asistir.

Ya bajo el arco de salida las tradicionales fotos. Nos faltó localizar a Josefina que en palabras suyas, ‘estaba concentrada’ buscando las mejores posiciones entre la masa de corredores, quizá buscando sus referentes para encarar la prueba.

Para mí, el momento de encontrarme con familiares a los que no veo más que en ésta y en la Media de Córdoba.

¡Salimos! Puntualmente.

Pepe García, Jose Antonio Martín y yo nos habíamos propuesto ir tranquilos y terminar juntos ‘en menos de dos horas’; en los primeros 200 m, Gonzalo, Kaka y todos los demás miembros del equipo se van perdiendo hacia delante cada uno a su ritmo, con hambre de kilómetros y los cronos a tope.

Enseguida, el frescor de la mañana se torna sudor y ánimos compartidos, y empezamos a descontar kilómetros. Es entonces cuando comenzamos a disfrutar de los valores de este deporte que lejos de ser un deporte individual, se descubre casi como un gran deporte de un sólo equipo. Nos vamos saludando, viejos y nuevos conocidos, vas leyendo los nombres de los clubes en las camisetas, resuena un ¡Amo Allá! por detrás de ti y un gesto cómplice cuando te adelantan, quedan los de Puente Geníl en vernos en Aguilar y nosotros en devolver la visita a primeros de año, y así iniciamos la prueba como echando el rato, a la cola, conversando, cambiando impresiones…, y ‘refiriendo casos verídicos’ como diría Andrés Córdoba.

Desde atrás, a los compañeros del club el correr rápido se les supone e intuimos por dónde irán los más fuertes.

La organización nos ofrece avituallamiento de agua cada cinco kilómetros, nos preguntan los voluntarios y los de la bici si necesitamos algo; Guardia Civil, Policía Local, servicios sanitarios, velan por nuestra seguridad y reciben con gusto nuestras palabras de agradecimiento por su labor.

Desde el km 14 la prueba se transforma en reto de superación personal, se estira el grupo, corremos casi en solitario, animando, sin dejar atrás, con el sol sobre las cabezas. Ya entonces, hacia la cabeza, se toman el gel y algunos aceleran el ritmo con afán de arañar tiempo al crono.

!Vamos, queda poco!...¡Llegamos! Tres corredores del Amo Allá, Pepe, José Antonio y Marcelo atravesando juntos el arco de meta, 1:56 casi 57. Vamos conociendo las impresiones y tiempos de unos y otros, Josefina 3ª Veterana A 1:36, a sólo 6 minutos de disputar la tercera posición General Femenina; y Sergio 1:21:59 gran marca y prometedor. Por delante de nosotros otras grandes marcas personales.

Algunos estarán acostumbrados, pero emociona ver subir al podio a Josefina, con su gesto sencillo y sonriente, emociona ver tu club, tu camiseta y a las personas que representa. Pocas veces me he quedado a participar de la recogida de premios pero se lo merece la ocasión.

El bocadillo de tortilla recién hecha… no hay palabras. Gracias.

Por Marcelo Romero